La voz
Cuando cogió el camino para su casa, su vocecita interior le dijo, no vas a llegar. Ella intentó acallarla diciéndose a si misma que no se dejara llevar por la sugestión de la oscuridad del camino. El sonido de unos pasos hizo que su piel se erizara, y esa voz interior esta vez la oyó como le gritaba, ¡no vas a llegar!
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