Su casa

 Ella soñaba cada noche con aquel desfiladero pedregoso, cuando despertaba tenía la sensación de vacío, como si algo le faltase. Su enfermedad terminal no le daba otra opción, solo dormir y soñar. Aquel día llegó su fin, y fue como había leído tantas veces, sintió como si volara, miró abajo viendo su cuerpo como un trapo, mientras los médicos decían aquellas palabras que anunciaban su fin, "asístole". De pronto, todo a su alrededor comenzó a girar y entró en una especie de espiral que la arrastraba cada vez más y más rápido. Cuando todo paró, miró a su alrededor y reconoció el lugar donde se hallaba, era aquel desfiladero. Un hombre corpulento estaba al final de ese camino, vestía unas ropas extrañas, le ofrecía su brazos y ella salió corriendo fundiéndose en un abrazo con el hombre. Por fin estaba en casa...

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