Ana
Ana se fue de golpe, no dio tiempo a quienes la querían a hacerse a la idea. La vida le salía por los poros y al segundo, su cuerpo yacía inerte. Cuando salió de su cuerpo se sintió con una paz que no había imaginado nunca, pero cuando miró a su familia vio el dolor que dejaba y entristeció, pero no había marcha atrás, delante de ella se abría un camino con una luz inmensa donde descubrió caras conocidas que venían a buscarla, y Ana sonrió.
En memoria de Ana Millán.
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