Estaba cuidando a su padre en el hospital, todos dormían y la oscuridad reinaba en los pasillos. Ella no hacía más que dar vueltas en aquel incómodo sillón y no conseguía coger la postura óptima para descansar. Harta, se levantó, cogió una moneda y se fue a la máquina del café a sacarse un chocolate caliente. Cuando llegó había una chica con un camisón del hospital sentada en una silla y mientras metia la moneda y tecleaba para que le sirviera la bebida, le dijo la chica, ¿No puedes dormir? No, le contestó, ese sillón es super incómodo y no hay quien pille una buena postura para dormir, ¿tú tampoco? No, dijo la muchacha al tiempo que la chica se sentaba a su lado. Charlaron animadamente un buen rato cuando de pronto la chica del camisón dijo, bueno, tengo que irme. En ese momento sonaron las alarmas en la habitación de enfrente y acudieron muy rápido un grupo de médicos, desde la puerta vio como a la persona que había en la cama le hacían la rcp siendo inutil, la pantalla engancha...